viernes, 13 de noviembre de 2009

Pequeña historia de melancolia

Mis ojos miraban en zozobra, la cerveza había relajado mi cuerpo, bostezaba sin cesar, mis ojos llorisqueaban, seguía el ritmo fuerte de la música, viendo gente entrar, pasar, moverse al ritmo monótono de la canción del momento, la obscuridad dificultaba distinguir rostros, solo había la suficiente luz para ver figuras contorneándose, fue cuando deje de ver entrecerrando los ojos, ahí te vi. Si eras tú, no pensé que así fuera, así que seguí sin enfocar mi vista, pero ahora mi mente tenía algo con que poder entretenerse, ahora solo recordaba aquel día en que me hiciste sentir algo en mi, que podía hacerlo, el sentimiento de confianza, egoísta lo sé, se que solo pensé en mi pero ¿Que mas puedo decir?


Ahora mi mirada se centraba en ti, no podía dejar de pensar en lo que me dijiste aquella vez, mis manos comenzaron a ponerse nerviosas, ya no tenía mas sueño, mi mente estaba concentrada.

La música seguía, sin poder dejar de percibir el mismo ritmo una y otra vez, reía, tímidamente te miraba, y tú volteabas, enfrente de la puerta sentía que tu atención era mía, mis sentidos me engañaban, tal vez por el efecto de la bebida, o el narcótico adrenalina.



Esperaba, sentía que no lo podría hacer de nuevo sin la ayuda de alguien más, pero ahora estaba solo, era yo, yo contra mi temor, mi lucha interna. “¿Cómo las vez?”, me preguntaron, “Bien”, respondí secamente, sin ánimo de levantar mi voz para ser escuchada, solo necesito el momento perfecto.


Ahora solo estudiaba a mi alrededor, como un depredador que ve el terreno, observando cuidadosamente, espacio, personas, tiempo. El tiempo me pareció transcurrir de manera lenta, “Otro trago”, darme valor, pero el valor se iba cada que mi mirada cruzaba con la de ella. Mil situaciones pasaban por mi mente, desde las Kafkianas, pasando por las surrealistas, hasta las posiblemente cercanas, y siempre, la más aterradora y simple de todas, la que hacia crecer pánico en mi interior, cada que resonaba en mi cabeza, “No”.


Es ella, les dije, solo tengo que esperar a que cambien de música, algo en el que mis pies pudieran hacer el máximo esfuerzo de coordinarse con el ritmo y dejarse llevar, mientras tendrían la presión sobre ellos, zapatos incómodos. Solo una más, la que sigue será la adecuada, me repetía como si tratase de darme ánimos a la vez de esconder mi miedo en el azar. “Hazlo ya”, me repetían, lo sabía, me lo repetía también en mi interior siempre acompañada de la palabra “No”, ¿Qué pasaría si pensara, en un “Si”?. Creo que definitivamente dejaría de ser yo.


Ella está cantando, está moviéndose, pareciera que me llamara, parecía como si me dijera, “Ven aquí estoy”, lo sabía, de nuevo un trago mas, mis manos empezaron a temblar, tratando de contener el sudor, di un paso atrás, espere a que hubiera un espacio entre esos apretados cuerpos, limpie mis manos contra mi pantalón, es ahora o nunca, me recordaba las cosas que siempre quise hacer, y mi indecisión fue más grande que mi confianza, recordando y anhelando que hubiera dado aquel beso, que hubiera dicho eso que sabia estaría bien, y que salió de la boca de alguien más, hubiera…


No más, camine, tratando de mostrarme erguido, con la cabeza en alto, no reflejes inseguridad, me abrí paso, forzosamente hasta llegar a mi destino, el cual parecería un largo viaje, el que pocas veces me atreví a hacer, son los cuatro metros que mas trabajo me han costado, me dije, pensando al mismo tiempo en las palabras adecuadas, el volumen de mi voz tendría que ser no tan alto para parecer agresivo, ni tan bajo para dejar en evidencia a alguien sumiso.


Alargue mi mano, tratando de que el destino no me jugara una broma macabra de nuevo, que el azar no decidiera que este no soy yo, que me reafirmara el por qué no hago las cosas, mis pensamientos estaban contra mí, lo único que quedaba era dejarme llevar por mi impulso. “¿Hola quieres bailar?”, le dije tratando de que mi voz temblorosa se mezclara con el ruido, “Si”, mi alegría dibujo una sonrisa en mi cara, mis pensamientos se desvanecieron cual castillo de arena ante la fuerza imponente de una ola, que no deja más que pequeños rastros de lo que fue. Tratando de controlarme, busque su mano y la tome, procurando delicadeza, guiarla hasta el lugar que previamente había buscado, todo marchaba de acuerdo al plan, era hora.


Una cereza en un pastel, solo podía enfocarme en ella, no me importaba que se me pegaran, o que empujara a alguien, solo tenía el momento. “¿Te conozco?”, pregunte obviando en mi cabeza la respuesta, ahora enfrente de ella me hacía dudar de si estaba ante la persona correcta. “No recuerdo, ¿Vienes seguido aquí?”, me pregunto; “A veces”, conteste, el plan estaba dando un giro inesperado, mis pies comenzaron a dar señas de perderse, no podía controlar lo que pasaba, no había pensado en la posibilidad de que me equivocase, no pensé en que pasaría si me dijera que si, jamás pensé que hacer, estaba cayendo en pánico mientras nuestras manos quedaban aun sujetadas, yo solo pensaba en que debía concentrarme en no perder el ritmo si es que tenia alguno. “¿Cómo te llamas?”; “Misael” respondí, pensé en dar un nombre que no era el mío, así poder escapar, poder irme pensando en que jamás había pasado nada, pero aun quedaba esperanza. “Ah, ¿Eres arquitecto verdad?”; “Si y tu eres de trabajo social”, mi cuerpo sintió desvanecerse ante esa respuesta, nuestras caras dieron una sonrisa, mientras la música resonaba a 1 metro de mi oído, sentí de nuevo mis pies, mis manos comenzaron a reaccionar de nuevo, sin percatarme de que la tomaba cada vez más cerca de mí, sin tener en cuenta que mi mano cada vez tomaba mas cerradamente su cintura; “Como no recordar tu nombre”; “Gracias es lo bueno de tener un nombre poco común”, había sacado ventaja de mi nombre, jamás lo pensé así, pero nuestros ojos se miraban, ahora sabia que me conocía, yo la conocía, ¿Éramos extraños ahora?.


Palabras no podrían describir lo que paso, he tratado, pero solo he recurrido al recurso de un escritor, con mucha novicia he tratado de desahogarme, pero lo demás fue un instante, un instante que ha durado lo suficiente para que no lo olvidara.


Sonó su celular, “Tengo que contestar”; me dijo, “Luego nos vemos”; ahora había salido triunfante, había vencido, no importaba ya que pasara después, solo sé que ya no pude dejar de cantar las pocas canciones que sabía, éxtasis.


Paso el tiempo, al voltear vi que llegaba su novio, ¿Qué paso?, solo yo lo escribí, ella tal vez lo cuente a su amiga más cercana, lo confiese, pero para mí fue diferente, egoísta, como siempre, solo pienso en mí, pero tal vez no tenga razón, como siempre, tal vez ahora me estoy preparando para lo que sigue. Ya lo había dicho antes, solo he sentido algo por alguien alguna vez, una vez a la vez.


Esa alerta, la conozco, me ha dicho que posibilidades, algunos lo llaman amor, no lo sé, no me importa, solo sé que hace algunos meses no fue tan fuerte, fue solo como un roció de agua fría por la mañana, ese roció mientras yo me encontraba en mis cobijas, a punto de despertar. Lo sentí hace muchos años, me dolió mucho aprenderlo, llorar en silencio, vino hace unos años, me jugo una broma, pero en ese mismo periodo de tiempo llego, y no le hice caso, recordando, fui demasiado cobarde para hacerle caso. Vino hace un año un poco más un poco menos, me lo dijo, hice caso, necesite ayuda, necesite que todo el mundo lo supiera y no supiera mantenerse al margen de ello, disfrute el hacerle caso, lo disfrute por unos meses, para darme cuenta de que no es para siempre; llego hace unos meses, ahora sin menos ayuda exterior, aunque debo admitir que todavía no estaba listo para hacerlo por mí mismo, le hice caso, y lo disfrute aun mas, el gusto me duro poco, ahora entendiendo que era sufrir. Ha llegado de nuevo, es hora de que le haga caso, se que ella es la persona adecuada, lo sentí desde la primera vez que me saludo, ella tal vez me olvidara, pero yo no me la puedo sacar de mi cabeza, se que el sentimiento me ha envuelto, ahora este se sobrepone, empieza a borrar el anterior que tanto me ha costado. He recibido ayuda externa, pero ahora me ha dicho que es tiempo de que lo haga por mi cuenta, y no tiene más razón. Es hora de que me deje llevar, cuanto trabajo puede costar un “¿Hola me recuerdas?”, mucho.


Tengo algunos elementos en mi contra, cosa que no había tenido antes, espero que la suerte se ponga de mi parte, es hora de hacer algo por mí, no sé si este listo, tal vez lo este, tal vez no, pero ahora solo puedo pensar en ella, y en esa sonrisa que me motiva a que algún día me la dedique.


Es hora, alguien me enseño que vivir sin pensar en las consecuencias, o pensar en posibilidades, contras, pros, pensar en el peor de los casos es limitarme, lastimarme a mí y a los demás, es solo inseguridad, alguien me enseño que los momentos de la vida son efímeros, que la vida es de cosas efímeras y algo más.

1 comentario:

  1. duuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuude no sabia que podia escribir asi.

    Algun dia te llega inspiracion, escribes algo que pudo llegar a mas en un blog perdido y bam, despues nadie recuerda quien eres.

    Mas que yo, se quien eres, y me da gusto.

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